Los anhelos

12 05 2010

Eduardo Gómez / Profesor de Geografía e Historia


En la senda del vivir

lo que importa es caminar;

que en la vida es anhelar,

más bello que conseguir.

Vamos tras algo divino

sin saber dónde se esconde…,

mas, ¡qué importa saber dónde

si hay flores en el camino…!

Déjate despacio ir,

que caminar es soñar,

y soñar es olvidar

la miseria de vivir.

Basta de afanarse ya:

desde hoy iré a la ventura

por esta senda que va

perdida por la llanura.

José Mª Pemán: La senda del vivir.

Uno de los temas recurrentes en esta sección de “destellos” ha sido la consideración de la vida como un camino, un camino por el que transitamos, un camino que nos ofrece paisajes hermosos y que también, en ocasiones, sufre algún tipo de argayo; un camino cuyo recorrido se nos antoja placentero aunque a veces se nos presente más angosto y empinado de lo que quisiéramos.

También fueron importantes los sueños, los deseos, los anhelos. Se les ha prestado una atención especial pues siempre fueron considerados parte esencial de toda persona, los motores de su vida, los cimientos de su ser.

Hoy, en el que será el anteúltimo de los destellos que vaya a escribir en esta revista, he querido traer un poema de José Mª Pemán que toca ambos temas. Aquí se nos presenta la metáfora de la vida como una senda, una senda que apenas tiene valor en sí misma salvo el permitirnos viajar por ella, una senda necesaria pero secundaria frente a lo realmente importante que es el caminar. Se apuesta por el movimiento, se nos incita a huir de la pasividad, de la quietud, del estatismo. Se nos insta a la actividad, a ejercer de sujetos, a tomar las riendas de nuestra vida, a no tener miedo, a marcarnos objetivos, cuanto más elevados y difíciles de alcanzar mejor, pues de esta manera mantendremos viva la esperanza, anhelaremos, encontraremos sentido a nuestra vida, a nuestros actos, a nuestros quehaceres. Porque es verdad “que en la vida es anhelar /  más bello que conseguir”. Cuántas veces vivimos auténticas derrotas cuando logramos alcanzar un objetivo, cuántas veces nos sentimos vacíos cuando hemos alcanzado un fin perseguido, cuántas veces ante una victoria en la vida nos hemos preguntado: ¿y ahora qué? Es el miedo al vacío, a la nada, al sinsentido,… es la falta de motivación.

Por eso es importante plantearse objetivos elevados, trascendentales, cuasi-inalcanzables, porque ellos justificarán nuestro caminar, porque ellos orientarán nuestro viaje. Es importante no planificarlo todo, dejar un espacio a la sorpresa, al imprevisto, al desconcierto… No somos autómatas, somos seres humanos. Tenemos que ejercer ese don preciado que tenemos: nuestra libertad. Tenemos que desarrollar nuestras potencialidades. Tenemos que sentir, tenemos que experimentar miedos y osadías. Tenemos que ser capaces de ver “Lunas” y no sólo “dedos” cuando a aquella nos señalen. Todo esto es lo que nos hace humanos, mucho de esto es lo que nos da miedo…

En este caminar, nos encontraremos con túneles en los que sólo percibiremos oscuridad. (¿Sabéis que la oscuridad no existe? La oscuridad es solo ausencia de luz, ¡qué curioso!) Cuando el túnel es demasiado largo nuestra esperanza se verá tocada, herida, pero todo túnel tiene salida, si no no sería un túnel. Cuando salgamos de él quizá veamos la razón de su existencia, quizá su función haya sido preservar un bello paisaje que de otra forma habría sido irremediablemente adulterado; quizá haya sido para facilitar nuestro tránsito a través de una montaña que de otra manera hubiera sido infranqueable.

Pero no todo son túneles, la senda de la vida también transcurrirá entre bonitos parajes permitiéndonos ver flores, esas flores del camino con las que es importante disfrutar, esas rosas en las que algunos sólo admiran su belleza; otros sólo identifican con ricas fragancias; otros sólo ven espinas que pinchan y provocan dolor. Todos están equivocados pues las rosas son todo ello al mismo tiempo: belleza, fragancia, espinas; sólo tenemos que apartarnos un poco de ellas para verlas en su plenitud, para disfrutarlas en su totalidad, para comprenderlas…

Es necesario soñar, soñar para olvidar, sí, para sobrevivir pero también soñar para sentir, para ser, para marcar hitos en nuestra vida, para pensar, para trascender… La gravedad atraerá hacia la superficie nuestros cuerpos. Esto es ciencia. Pero el alma… el alma escapa a toda ley física, el alma se eleva y con ello nos eleva, el alma nos redimensiona, el alma nos diviniza; el alma forma parte de nosotros y, por ello, hay que otorgarle un espacio en nuestras vidas. A esa alma podremos acceder a través de los sueños, de la senda que éstos nos indiquen, de ahí su importancia…



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3 responses

13 05 2010
ALICIA

Precioso, muy bonito. En esta ocasión, como en otras tantas, no puedo hacer más que felicitarte nuevamente. Has conseguido ponerme la piel de gallina. GRACIAS

14 05 2010
Pilar

Precioso poema, Eduardo, gracias por este destello que suena un poco a despedida, ¡buahhhhhh!

14 05 2010
musicameruelo

Hola Eduardo, increíble este destello. Me encanta el poema, especialmente cuando dice..»¡Qué importa saber dónde si hay flores en el camino!». Estoy convencida de que son más importantes las flores del camino que el lugar al que hay que llegar, si no tuvieramos tantas metas disfrutaríamos más del trayecto de nuestras vidas. La parte de..»soñar es olvidar la miseria de vivir» da en el clavo. Creo que soñar es la oportunidad de vivir otra vida paralela a esta, soñar es enriquecer el alma, adelantarnos a lo que podemos llegar a vivir, quizá para quitar ese miedo innato a lo desconocido..si si, puede que soñar sea una preparación para lo que, dirariamente, tenemos que vivir.
Efectivamente Eduardo la vida es un camino..pero con demasiados «cruces» donde es difícil elegir. Pienso que no hay objetivo inalcanzable en dicho camino, cuando pensamos que algo es imposible nos estamos poniendo límites y zancadillas a nosotros mismos..aunque quizá también esto sea necesario…ay ay ay ¿A dónde van los besos que no damos, las palabras que no decimos..los abrazos que nos perdemos??
Vamos a intentar compaginar la filosofía y los sueños con la miseria de vivir, al fin y al cabo no pueden vivir la una sin la otra.
Personalmente te felicito por estos destellos, nos has hecho pensar más de la cuenta jajajajja y eso es todo un logro.

Todos los abrazos que quieras,
mariajesús

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